Bolsa Kiku

Hay una antigua leyenda sobre el crisantemo japonés que cuenta la historia de una joven princesa, Kiku, que vivía en un reino lejano. Kiku, cuya belleza reflejaba el resplandor del sol, también era conocida por su corazón bondadoso y su sabiduría.

Un viajero desconocido llegó al reino de Kiku, trayendo consigo un pequeño y asustado crisantemo. Esta flor, hermosa pero desconocida para las flores de los alrededores, había sido criada con cuidado y amor por el viajero.

Kiku, impresionado por la brillante pero curiosa flor, empezó a cuidarla con devoción. Cada día brotaban de la flor nuevas hojas y capullos que irradiaban una luz especial. Kiku sorprendió a todos con la forma en que hizo irradiar esta flor única en el jardín de su palacio.

Un día, el viajero reveló la verdad: el crisantemo era un milagro, un regalo de los dioses que traía suerte y felicidad. Desde entonces, el crisantemo se ha convertido en un símbolo de esperanza y optimismo para el reino de Kiku, iluminando la vida de la gente con su belleza y misterio. Y desde aquel día, el crisantemo japonés ha representado la buena fortuna, la bendición y la belleza sin límites en todos los rincones del reino.